martes, 12 de junio de 2012



¿Qué le sucede a México?

La cuenta regresiva acaba de iniciar, las tensiones entre los partidistas aumentan y el futuro de México tiende de un hilo. Hace unos meses se creía que Enrique Peña Nieto ganaría la elección con una ventaja arrasadora, el sistema oligárquico no se esperaba el despertar de una sociedad a la que le ha llevado “70 años dormir, 12 soñar y sólo un mes para despertar”.

Según el CONEVAL  en México, el 2011 cerró con 52 millones de pobres, eso representa casi la mitad de la población (110 milones de mexicanos – INEGI). Las muertes violentas van en aumento, los feminicidios, la corrupción y la impunidad son el PAN de cada día.

Las estadísticas de pobreza, más que incentivar a la participación ciudadana  y el cambio social, tan sólo sirven de colchón para que los “los no tan jodidos”, demos gracias “a Dios”, por tener que comer. De ahí en fuera, muy pocos se preocupan por el prójimo.

Herbert Spencer dijo alguna vez que  “Educar es formar a personas aptas gobernarse a sí mismas, y no para ser gobernadas por otras.” Parece ser que el sistema educativo se encuentra estancado, la educación en México está diseñada para formar a profesionas “productivas” que le sirvan al sistema, reduciendo las asignaturas que refuerzan el pensamiento crítico y la imaginación como la filosofía y la cívica y ética. Se nos enseña la historia con héroes y no con hechos reales, se nos enseñan los días festivos -que sólo los recordamos por no tener clases o actividades laborales-. Nos obligan a cantar el himno nacional, sin saber que estamos cantando.

El sistema se empeña en dormir a la población con una deficiente educación, con programas burdos de televisión, telenovelas y reallitys shows. Nos creemos lo que nos dicen, gana más un jugador de futbol, que un investigador. Tiene más audiencia la Rosa de Guadalupe, que un Foro Cultural. Se escuchan más corridos, que denigran a las mujeres y que confunden el dinero con el éxito, y se deja de escuchar “Imagine” de John Lenon.

La política es un tema tabú y quien habla de ella o es un “corrupto” o en un “grillero”. Las políticas neoliberales y nuestra inserción en la “globalización” tan sólo nos ha enseñado a creer que el pobre puede ser rico de la noche a la mañana, que el príncipe se casa con la chica pobre y sumisa,  y que el que no sale adelante es porque siemplemente no quiere. Cuando realmente, las oportunidades en México están limitadas a unos cuantos, cuando el individualismo excesivo se prioriza ante el sentido de comunidad.

El cambio más próximo se decidirá en las siguientes elecciones, dónde nuestra democracia está mutilada por 4 “opciones”. Enrique Peña Nieto, un candidato jóven con una ideología vieja, que proviene de un partido de dinosaurios que robó al país, y lastimó profundamente a su población y que poco demostró durante su gobierno en el Estado de México su limitada capacidad para gobernar. Andrés Manuel López Obrador, de una izquierda vieja, que se ha visto lenta y que en ocasiones ha escuchado poco. Que ha dado algunos resultados positivos en su gestión como jefe de gobierno en el Distrito Federal, pero que su discurso se ha ido desgastado.  Josefina Vázquez Mota, una “Señora de la Casa,” que antepone su género para argumentar su posición, que confunde al pueblo con un bebé que debe cuidar como sus hijos. Si, ya es tiempo de que México tenga una mujer presidenta, pero no ésta mujer. Y Gabriel Cuadri, un “mono” puesto 3 meses antes de las elecciones, elegido al azar para poder conservar los millones de un partido que pertenece a Elba Esther, esa misma mujer que monopoliza la educación, que regala Hummers en lugar de libros.

Tenemos de 4 sopas, y no elegir una no es una opción, pues moriremos de hambre. Sin embargo, el elegir cualquiera de estas, no nos alimentará para toda la vida. Este “cambio” tan sólo debe ser un punto de partida para ejercer nuestro papel de ciudadanos y humanos. Debemos quitarnos la venda de los ojos, y empezar a caminar hacia la utopia, como lo dijera Galeano.  

Me he encontrado con personas que dicen: “no importa si el PRI robó por 70 años, yo  no viví en esa época y eso fue hace mucho tiempo”,  a ellos les respondo que “Si no aprendemos de la historia, nos veremos obligados a repetirla.” ¿Cuántas veces tendremos que caer en el mismo error para poder corregirnos?

Los brotes de un pensamiento revolucionario son acallados por quienes quieren mantenerse en el poder y se escucha el silencio de los que siguen dormidos, cómplices de la devastación. Mark Twain escribió que “es más fácil engañar a la gente , que convencerlos que han sido engañados.”

Se han levantado un movimiento social, a través demanifestaciones y propuestas que buscan el despertar de conciencia, que buscan acabar con la manipulación mediática, que buscan acabar con la desigualdad, que buscan la igualdad de oportunidades, que buscan el verdadero derecho de la libertad de expresión, que se atreven a enfrentarse a quien intenta reprimirlos, y que prefieren la paz, en lugar de la violencia.

Que han logrado cosas, que en ningún otro momento se hubieran logrado, como que el debate fuera transmitido en los canales de mayos audiencia en México, por el duopolio televivo (Televisa-TvAzteca), que han logrado que el IFE extendiera el tiempo para inscripción de observadores electorales. Y el logro más importante: ha fomentado el interés en las cuestiones políticas del país y ha fomentado la participación ciudadana. También ha sembrado la semilla de la duda, de la crítica y de creer que otro mundo es posible.

Los opositores al movimiento buscan desvirtuarlo y descalificarlo, buscando el hilo negro que jamás encontrarán porque el movimiento es auténtico. Las esferas en el poder usan de carne de cañon a sus simpatizantes para violentar a los que ya no tienen miedo. Cobardes son los de arriba que no se ensucian las manos de sangre, pero que no se dan cuenta que la llevan tatuada en la frente.

Hace unas semanas tome prestada la frase del muro de un compañero que me encantó: “El mundo necesita gente que ame lo que hace. Muchos sacrifican su sueños, intentando sobrevivir en un país que no sonrie, esperando el momento de ser quienes siempre quisieron ser y de hacer lo que nunca pudieron. Mi mamá me escribió una nota el otro día, Aveces no nos atrevemos a luchar nuestros sueños por miedo a no alcanzarlos, pero muchas veces no nos atrevemos por miedo alcanzarlos.”

Yo he perdido el miedo, he perdido el miedo que detiene a tantas personas a soñar y hacer posible lo imposible. Nelson Mandela dijo “Lo imposible es tan sólo lo que aun no sucede”. No dudemos que un grupo de personas educadas puedan cambiar el mundo, pues la historia nos ha enseñado que ellos son los que lo han hecho.

Si tu no crees en un mundo mejor, no interrumpas a quien si lo cree. Si tu no crees que las cosas son diferentes, respeta a quien lucha por hacerlo. Cuando en el mundo ya no existan personas que crean que las cosas pueden ser mejor, en ese día la humandidad ha de morir.

¿“Cada pueblo tiene el gobierno que merece”? tantas veces lo he escuchado que nos lo creemos. Tantas veces nos lo han repetido que creemos que es nuestra culpa que nos encontremos así. Pues yo creo, que el pueblo de México, no merece esto. El sistema nos ha hecho responsables de sus actos, nos ha hecho mártires de sus desplantes, y ha castigado a quien cree diferente. Es momento de pensar, y razonar, de quitar las etiquetas y los estigmas, de darnos cuenta que el PRIista, el PRDista y el PANista somos iguales, queremos el mismo país, pero aveces no nos damos cuenta cual sería la mejor vía, nos dejamos llevar por las opiniones de los medios, nos dejamos llevar por el miedo infundido por los que están en el poder, y velamos por nuestros intereses, sin valorar los intereses de todos.

Cuando entendamos que en México existen 52 millones de personas que día a día se preguntan que comerán, o dónde pedirán trabajo esta vez, cuando nos preguntemos ¿hacia donde vamos?, cuando nos detengamos y veamos que estamos destruyendo con nuestras acciones y omisiones a un hermoso país. Cuando apaguemos el televisor, cuando no sólo leamos sino entendamos y practiquemos lo que leemos, cuando pensemos lo que hablemsos, cuando nos reconciliemos, cuando perdonemos, cuando le perdamos el miedo al AMOR … en ese momento México habrá Ganado.

“La ESPERANZA es creer que algo puede suceder, la FE es estar seguro que va a suceder   y el VALOR es hacer lo posible para que suceda”

- Alexis Lea Castillo Medrano

*Populismo: El populismo (del latín populus "pueblo") es un término político usado para designar corrientes heterogéneas pero caracterizadas por su aversión discursiva o real a las élites económicas e intelectuales, su rechazo de los partidos tradicionales (institucionales e ideológicos), su denuncia de la corrupción política por parte de las clases privilegiadas y su constante apelación al "pueblo" como fuente del poder.

martes, 29 de mayo de 2012



¿Quién soy?


Según Foucault, el hombre es una invención cuya fecha reciente muestra con toda facilidad la arqueología de nuestro pensamiento[1]. Somos el reflejo que se dibuja en el espejo, mis ojos, mi boca, mi ropa, mi cuerpo, mis relaciones, mis pensamientos, mis acciones, mis cosas, mis palabras, mis pensamientos son un conjunto único de todos


Cuando pienso en la mecánica del poder, pienso en su forma capilar de existencia, en el punto en el que el poder encuentra el núcleo mismo de los individuos, alcanza su cuerpo, se inserta en sus gestos, actitudes, sus discursos, su aprendizaje, su vida cotidiana.[2]

Los discursos de los antiguos son la imagen de lo que enuncian; si tienen para nosotros el valor de un signo es porque, en el fondo de su ser, y por la luz que no deja de atravesarlos desde su nacimiento, se ajustan a las cosas mismas, en forma de espejo y de emulación. [3]

Mi locura es avalada por los que ven mi reflejo en su espejo, mis palabras son atravesadas en los oídos de quien me escucha y mis letras son reconocidas por quienes me leen. Yo  reconozco mi reflejo en tu espejo, lo propio del saber no es ni ver ni demostrar, sino interpretar[4]. Interpretaciones y suposiciones que me lo confirma un lenguaje, el murmullo de todo lo que se pronuncia, y es al mismo tiempo ese sistema transparente que hace que, cuando hable tú me comprendas.[5]

El hombre y la vanidad mueven el mundo[6]. Mi cuerpo, su adorno, mi caminar, mi dicción, lo construyen los reflejos de los rizomas construidos a través del tiempo en el espacio. Mi sexualidad es obra mía, no es una revelación de aspectos secretos del deseo, a partir de estas se formulan los modelos de mis relaciones y mis nuevas formas de creación.[7]

Soy sabia, pero no de todas las cosas. [8]Mi idealismo, es víctima de un pensamiento moderno, permeado por la idea de pensar en lo imposible[9], mi libertad consiste en el dominio absoluto de mi misma[10], y la prueba más clara de mi  sabiduría es mi continua alegría. [11]

Un claro ejemplo de mi entendimiento es todo este discurso, que tan sólo es una construcción romántica de las palabras de Foucault, el cual sólo cito para expresar mejor mi pensamiento. [12]

Lo que soy es sólo la imagen que se dibuja en el espejo, mi reflejo eres tú, mi reflejo son ellos, yo soy todos. No hay nada oculto,  mis no acciones, mis no palabras y mis omisiones son parte del mismo juego. Y sigo sin saber quien soy exactamente. Tan sólo les pido que No me pregunten quién soy, ni me pidan que siga siendo la misma.[13]
Lea Castillo Medrano



[1] Michel Foucault, La arqueología del saber
[3] Michel Foucault, Las palabras y las cosas
[4] Michel Foucault, La hermenéutica del sujeto
[5] Michel Foucault, Las palabras y las cosas
[6] Michel Foucault, La historia de la sexualidad. Tomo 1.
[7] Michel Foucault, La historia de la sexualidad. Tomo 1.
[8] Michel Foucault, La arqueóloga del saber
[9] Michel Foucault, La verdad y las formas jurídicas
[10] Michel Foucault, La arqueología del saber
[11] Michel Foucault, Las palabras y las cosas1
[12] Michel Foucault, La hermenéutica del sujeto              
[13] Michel Foucault, La Arqueología del saber.

domingo, 27 de mayo de 2012


No acostumbro a publicar fotos personales, pero no podía privarme esta:


Necesitamos amor ♥
El amor a nosotros mismos, el amor a todos los seres humanos -amigos y enemigos-, el amor a los animales, el amor a las plantas, el amor al trabajo, el amor a estudio, el amor a lo que hacemos diariamente, el amor al arte, el amor al mundo...

sábado, 26 de mayo de 2012


"Un libro abierto es un cerebro que habla; cerrado un amigo que espera; olvidado, un alma que perdona; destruido, un corazón que llora."- Proverbio hindú
Cuando nos sentimos distintos a los demás...

viernes, 25 de mayo de 2012




El Nuevo 68
Alexis Lea Castillo Medrano

Actualmente en México, los estudiantes nos organizamos para la lucha contra el mismo sistema oligárquico y represor del siglo XX. Nos estamos asomando por la ventana de la esperanza, inspirados por la historia e impulsados por las nuevas tecnologías que lograrán esquivar esos obstáculos que hace 53 años truncaron la lucha por la libertad.

“Si los responsables del mundo son todos venerablemente adultos, y el mundo está como está, ¿no será que debemos prestar más atención a los jóvenes?”
-          Mario Benedetti
Introducción
Los movimientos sociales en México han sido determinantes en el rumbo de la historia de nuestro país, consecuencia de la desigualdad, la pobreza, la represión y la indiferencia. A  partir del siglo XX fueron un factor determinante en el desarrollo de la historia nacionalista, la identidad mexicana y las estructuras hegemónicas de poder. A estos movimientos se han sumado campesinos, médicos, maestros y estudiantes, cada uno con su propio discurso y demandas, pero todos ellos encaminados hacia la búsqueda de la libertad e impulsados por una sed de justicia que tiene décadas.

Partiendo de este supuesto, en el presente ensayo intento hacer una analogía entre el movimiento de estudiantes en Tlatelolco de 1968 y las recientes manifestaciones de estudiantes llevadas a cabo alrededor de todo el país. Encontrando en las nuevas herramientas tecnológicas, una estrecha brecha de similitudes -pero también de divergencias- que nos permiten pensar en la posibilidad de lograr el cambio y la justicia. Legados tatuados en las paredes de las universidades, ideales impregnados en la mente de los estudiantes e inspiración que motiva, 53 años, después a toda una nación.

Antecedentes[1]

Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
En 1949, el gobernador de Michoacán, José María Mendoza Pardo, envió a la Cámara de Diputados una iniciativa —aprobada antes de leerla— para dedicar un millón de pesos a un teatro para el Ballet de Morelia en el que participaban sus hijas. Esto contrastaba con el subsidio de 500 mil pesos anuales que tenía asignada la Universidad de San Nicolás de Hidalgo en ese mismo año. (Escudero 36:1978).

Ante tal hecho el 28 de julio de 1949, los estudiantes nicolaítas, que solicitaban un aumento de 200 mil pesos, organizaron una manifestación que fue reprimida por el ejército mexicano, en la cual se asesinó a los estudiantes Héctor Armando Tavera y Agustín Abarca Xochihuatl. En solidaridad, el 13 Agosto, 120 mil estudiantes del país -entre los que participaron de la Universidad de Puebla- se movilizan y paran sus labores junto a su rector -Horacio Labastida Muñoz-  quienes también habían solicitado más recursos para su casa de estudios, y que encaraba una huelga de profesores de las escuelas de ingeniería y química. Finalmente el presidente de la república el licenciado Miguel Alemán Valdés quien, aceptó la remoción de Mendoza Pardo, propició incrementos a los fondos públicos para las contadas instituciones de educación superior (Ortega 2011)

Durante el gobierno de Díaz Ordaz, el 1 de octubre de 1966, estudiantes y ciudadanos de Morelia coincidieron en un movimiento en contra del alza en las tarifas del transporte público. En una primera manifestación de protesta resultó muerto a tiros el estudiante Everardo Rodríguez Orbe. Los estudiantes estallan la huelga. El 8 de octubre, a petición del Congreso Local, el cuerpo de paracaidistas asaltó la Universidad Michoacana, resultando muerto un estudiante y detuvo a decenas de estudiantes, habiendo realizado previamente un desfile intimidatorio por las calles de Morelia, alegando una agitación comunista detrás de los hechos. (Escudero  45:1978).

Universidad de Sonora
En 1967, el estado de Sonora prepara el proceso electoral para renovar las presidencias municipales, el Congreso del Estado y la gubernatura. El PRI había declarado que el candidato a la gubernatura emergería de las bases. Los grupos dentro del PRI, no se ponen de acuerdo y se dividen entre Fausto Acosta Romo y Faustino Félix Serna. A pesar de que Acosta tiene la simpatía popular, Felix Serna es designado por el CEN del PRI como su candidato. (Carlos Moncada Ochoa. La Sucesión Política en Sonora, 1917-1985)

Estudiantes junto a la población atacan comandancias de policías y casas de altos funcionarios priístas.  El 26 de febrero los contendientes realizan concentraciones populares en lugares cercanos al campus universitario. Ambos pasan a las agresiones y ante la intervención de la policía, los simpatizantes de Acosta Romo se refugian en la Universidad de Sonora y hasta ahí llega la policía. El saldo es de varios heridos y detenidos. Esto provoca la intervención de la FEUS, protestando por la violación de la autonomía universitaria.

El 26 de marzo, Faustino Félix Serna otorgó la protesta de rigor ante los líderes nacionales de su partido. Al mismo tiempo, la FEUS declara la huelga indefinida. El movimiento se extendió a todas las escuelas de jardines de niños, primarias y secundarias oficiales de la entidad. El comercio y la industria realizaron paros. En Hermosillo, Nogales, Navojoa, Cananea, Ures, Santa Ana y otras ciudades, se producían constantes y concurridas manifestaciones. Un total de 139 escuelas de la entidad apoyan al movimiento que exige la desaparición de poderes del Estado de Sonora y la renuncia del gobernador Luis Encinas Jhonson. (Raúl rodríguez Jiménez, El desarrollo Histórico de la unión)  

Movimiento Estudiantil del 68[2]
“Estábamos conscientes que no podíamos platicarle a cualquiera nuestras tendencias políticas porque sabíamos que nuestras vidas o nuestra integridad física estaba en riesgo”
-          Ricardo Castellanos Garcia [3]
El movimiento estudiantil-popular de 1968, pone el punto final al periodo del relativo equilibro de la lucha de clases.[4]  Al igual que en otros casos, la explosión demográfica de las instituciones de educación superior de los años sesenta había generado serios problemas de recursos humanos y materiales.  

En 1968 los estudiantes mexicanos desnudaron con tanta eficacia y casi naturalidad el autoritarismo, hasta entonces revestido de crecimiento económico y de conformismo, que su movilización fue un primer paso hacia el desmantelamiento de uno de los aspectos centrales de este régimen: la no participación.  Cuando la apatía y la despolitización sustentan la autoridad, como había sido el caso en México en las tres décadas anteriores, las demandas de participación efectiva ponen en juego el equilibrio político, el cual se verá profundamente alterado en caso de que tales demandas sean satisfechas. (Aquevedo, 2009)

“Ya podíamos prepararnos para votar y no solo eso ya podíamos asistir a reuniones clandestinas en alguna peña donde la bebida más fuerte era un beso de ángel o simplemente una cerveza donde podíamos escuchar música en contra del gobierno donde podíamos compartir ideas de liberación y después salir muy cautelosos porque si no nos podían agarrar los HALCONES”
-          Ricardo Castellanos Garcia [5]

En México,  también los actores centrales de la crisis eran hijos de las clases medias, que mucho se habían beneficiado del crecimiento económico de la posguerra. [6]Asimismo, el movimiento estudiantil mexicano fue en un sentido amplio una protesta contra la autoridad y la disciplina tradicionales, y, dentro de una perspectiva más estrecha, ha podido interpretarse como un conflicto generacional. 

“Son muchos. Vienen a pie, vienen riendo. Bajaron por Melchor Ocampo, por Reforma, Juárez, Cinco de Mayo, muchachos y muchachas estudiantes que van del brazo en la manifestación con la misma alegría con que hace apenas unos días iban a la feria; jóvenes despreocupados que no saben que mañana, dentro de dos días, dentro de cuatro estarán allí hinchándose bajo la lluvia… y allí estaban los monitos plateados con el azoro en los ojos, boquiabiertos ante el cañón de los fusiles. ¡Fuego! Cayeron pero ya no se levantaban de golpe impulsados por un resorte para que los volvieran a tirar al turno siguiente; la mecánica de la feria era otra; los resortes no eran de alambra sino de sangre; una sangre lenta y espesa que se encharcaba, sangre joven pisoteada en este reventar de vidas por toda la Plaza de las Tres Culturas”. [7]
- Elena Poniatowska. La noche de Tlatelolco

Un estudio económico, aunque sea superficial, demostraría cómo la pequeña burguesía y las clases medias se habían venido depauperando progresivamente debido, entre otras cosas, a la concentración monopolista del capital en el país que, iniciada con el gobierno de Manuel Ávila Camacho, se intensifica y cobra el carácter de tendencia histórica de la acumulación del capital que hasta nuestros días vivimos. Es pues a partir de las condiciones materiales de existencia de estas clases como podemos explicarnos el origen de su rebeldía social y política, aunque ésta cobre, una vez surgida, una dinámica y un ritmo propios. La política tiene y siempre ha tenido su propia autonomía.

En lo que se refiere al Estado, en 1968 pudo comprobarse hasta qué punto, dirigido con métodos profundamente burocráticos, se hallaba en una situación tal de deterioro que en ese año hizo crisis. Desde esta perspectiva, no fueron la torpeza y la actitud criminal de Díaz Ordaz (aunque por supuesto las hubo) la causa principal de la incapacidad manifiesta del régimen para tratar política y flexiblemente el problema. En realidad, se lo prohibía la propia estructura autoritaria del aparato de poder y el carácter masivo y excéntrico del movimiento, que enfrentó al gobierno con fuerzas sociales nuevas y poco o nada insertas en los mecanismos tradicionales de control.[8]

La violencia y las concesiones determinaban en México una despolitización generalizada. Ésta es la política estatal que entró durante 1968 en una fase de aguda descomposición. Sus elementos y los elementos que precipitaron la crisis son inseparables:[9]

1] Presión popular contra el despotismo. 
2] Transformación profunda de las relaciones de producción, coincidente estratégicamente con el fin del periodo del proceso de sustitución de importaciones, periodo que requería proteccionismo en la economía y control dictatorial sobre toda la fuerza de trabajo.
3] Aparición, a nivel de la gran empresa, de una nueva racionalidad capitalista, en función de los desarrollos de las fuerzas productivas y en vinculación estrecha con las modalidades integradoras del capital monopolista transnacional, coincidente con una pérdida gradual de la importancia  económica y social de las empresas ineficientes. México comienza así su "modernización".
4] La aparición de una oposición muy ra1dical, proveniente de los sectores medios, tiene su origen en la cancelación paulatina o súbita de su importancia social y política dentro del bloque dominante, determinada por su creciente y necesaria proletarización, lo que arriba hemos llamado sus condiciones materiales de existencia.

Pero en términos políticos, esta refuncionalización del papel de las llamadas clases medias implica la ruptura del pacto entre ellas y los sectores económicos y políticos más elevados y hegemónicos que participaban del poder. El año 1968 mostró, con claridad, que el poder real está en manos de una oligarquía que vincula el poder económico de las grandes empresas al poder político de la alta burocracia  sustentado en la propiedad estatal. 1968 mostró que las clases medias, roto el pacto con la oligarquía, han sido desalojadas de sus posiciones de poder.
“- Tal vez los médicos hagan una declaración pública.
- Ningún periódico lo admitirá, ni como inserción pagada.”[10]
- Luis González de Alba

Era evidentemente un organismo con una gran fuerza política que contaba, además, con un gran crédito moral entre los estudiantes. Sus decisiones eran de inmediato acatadas, pero no daba orientación política, es decir, no dirigía en el sentido propio de la palabra.  De la parte de enfrente, la minoría, el gobierno cuenta con el poder real y puede quebrar de golpe, mediante la represión, el trabajo de los activistas. Sin los estudiantes como motor, el pueblo desorganizado también se repliega y abandona la calle.

Contrariamente a lo que hubieran podido imaginar las autoridades políticas en 1968, el movimiento estudiantil y la represión de que fue víctima, en lugar de fortalecer la apatía y actitudes negativas hacia la participación, familiarizaron a amplios sectores de la población, en particular en el seno de las clases medias, con el lenguaje democrático y también los alertaron con respecto a los costos posibles de la arbitrariedad gubernamental.

Es probable que la violencia que ejerció el gobierno del presidente Díaz Ordaz contra los estudiantes haya sido repugnante a otros grupos sociales que, aun cuando hubieran aceptado la gravedad del conflicto y la urgencia de la solución como efecto colateral, también hayan reconocido la necesidad de poner límites a la autoridad. Así, los acontecimientos de 1968 habrían relegitimado la práctica de la participación política independiente no sólo porque confrontaron a la autoridad con su propio discurso democrático, sino porque revelaron la vulnerabilidad de todos los grupos sociales frente al poder.

Aunque este fenómeno no condujo de inmediato a un aumento de la participación electoral, modificó valores y comportamientos sociales, y este cambio no se resolvió en una mera rebelión cultural, sino que a mediano plazo propició un reordenamiento de las alianzas del Estado y de ahí la alteración del sistema político.

En la medida en que la participación y la organización independientes fueron reconocidos como valores compatibles con la estabilidad, e incluso necesarios para su mantenimiento o superiores a ella, las clases medias, los grupos que históricamente han mostrado mayor capacidad para defender su participación, ya sea en la política o en la economía, se desplazaron de la posición esencialmente pasiva de grupos de referencia social que ocupaban desde los años cuarenta hacia la de auténticos interlocutores del poder.

Desde una perspectiva histórica de largo plazo, el movimiento estudiantil acarreó la rebelión postergada de clases medias que habían sido marginadas del pacto político autoritario de los años veinte y treinta, pero que entonces pudieron volver por sus fueros, gracias al fortalecimiento que habían derivado de la expansión económica.

La crisis de 1968 no precipitó ningún cambio institucional de fondo, pero este corrimiento político de los diferentes grupos sociales, consagrado por algunas de las políticas reformistas del presidente Luis Echeverría, repercutió sobre el equilibrio original porque se produjo a expensas de la influencia y los intereses de obreros y campesinos.

Cuando la elite política relegó éstos a la satisfacción de las demandas de las clases medias, provocó un desprendimiento de las clases sociales que hasta entonces habían sido, por tradición, sustento central de autoritarismo. Al hacerlo, el grupo en el poder buscó la imposible sustitución de unos grupos por otros, ya que por esta vía las clases medias accedieron al poder político y lo conquistaron, pero no se comprometieron con sus formas establecidas de organización.

El carácter excepcional de la movilización de 1968 residió en su capacidad para definir una identidad propia en oposición al Estado, y hacer de ello la base de una coherencia interna breve, pero mayor que la de grupos que se ostentaban como partidos independientes. [11] Desde ahí, el movimiento estudiantil fue la proyección del cambio esencial que se había producido con el desarrollo de los años anteriores, y que consistía en la reversión de los términos de la relación entre el poder y la sociedad, pues a partir de entonces el régimen político que antes había dictado los perfiles de la sociedad pasaría a ser un reflejo de esa sociedad que había construido, y estaría expuesto a sus desequilibrios.

La esperanza en un futuro presente, inspirada por un pasado que persiste

Este es el nuevo 68. Y es una rebelión frente a lo que se avizora como un autoritarismo que nos promete paz a cambio de silencio, que nos promete seguridad a cambio de dinero, que nos promete más de lo mismo. Y justamente eso es lo que esta juventud mexicana, ignorada por tanto tiempo, reclama ahora: un país diferente y libre. No hay discurso detrás, sino algo mucho más poderoso: un grito de libertad que les devuelve las calles de un país adultocéntrico y muy poco democrático. [12]
-          Elena Poniatowska

Las últimas manifestaciones llevadas a cabo por estudiantes tratan de un movimiento estudiantil distinto y a la vez muy parecido al de 1968, pues éste comenzó con demandas educativas y sociales a las que se fueron agregando exigencias de transformaciones políticas y económicas inéditas, aunque no supiera (como ocurre ahora) hacia dónde iba, o la magnitud de las repercusiones que alcanzaría en el mediano plazo.

Para la irrupción de un nuevo movimiento estudiantil, el gobierno de México no está preparado. Y al parecer hasta lo fomenta porque sigue los mismos patrones causales que se están presentando en otras latitudes.[13] Los estudiantes piden, como antaño, lo imposible, pero están escalando en sus demandas, y van desde el derecho a la educación hasta la conformación de un nuevo tipo de Estado, y desde la defensa de sus calles y plazas para manifestarse libremente hasta la organización de un nuevo mundo en el que se pueda vivir sin tener que dar la vida para que unos cuantos se beneficien de su esfuerzo.

La clase dominante que se encuentra en la élite del poder, no es aún conciente de la gran influencia que actualmente tienen las redes sociales y de comunicación electrónica para definir la opinión pública. Esta subestimación, le ha dado en los últimos días fuertes golpes que no ha podido esquivar, su estrategia hacia la evasión de desacreditaciones ha sido poco eficiente.

El gobierno mexicano no está preparado para este tipo de acontecimientos que se viven en otras partes. Si llegara a irrumpir un movimiento estudiantil de estas características, que comenzará demandando el respeto y la vigencia del derecho a la educación y que siguiera (en el curso de unos meses) con la exigencia de una sociedad en donde se pueda vivir sin miedo y sin que el Estado se vuelva parte del terror cotidiano, a menudo por encima de cualquier maleante, diríamos adiós al viejo régimen, que no se quiere ir. [14]

Las redes sociales sirven como conexión para los jóvenes, mediante las cuales se informan, organiza, cuestionan y analizan  las diversas posturas. Las últimas concentraciones de estudiantes han sido convocadas por estas redes, al gobierno y las élites del poder no le conviene subestimar este poder. Vemos como últimamente han estado utilizando estas redes para contrarrestar  los descalabros que han recibido.

Los jóvenes van a determinar la victoria electoral, son 23 millones de electores y la mitad de ellos votan por primera vez. Me da gusto observar la actitud de los jóvenes, la energía que desprenden. De las plazas públicas a las urnas, y de ahí al nuevo gobierno. [15] Se trata de una expresión genuina de una generación que no sólo plantea temas en el debate público, sino que también reclama mayores espacios de participación política, es una generación que se moviliza frente al intento de restaurar el autoritarismo, de regresar a los momentos en que las libertades estaban asfixiadas. [16]

“Ahora los jóvenes universitarios y preparatorianos ya están tomando conciencia de lo que es ser libre y no manipulado por los medios conocidos de difusión”
-          Ricardo Castellanos Garcia [17]
Conclusiones

La lección es clara, inequívoca, contundente: quien no aprende de la historia, está condenado a repetirla. Más aún, quien no aprecia en su justa dimensión los hechos históricos, quien no los juzga con la intención de aclararlos y dar a cada quien su parte, podría estar no sólo no aprendiendo de esos errores, sino haciendo de ellos una ruta a seguir. [18]

Son las y los jóvenes estudiantes quienes avizoran un futuro incierto, víctimas de un sistema educativo obsoleto que no les prepara para la realidad de este siglo. Son ellas y ellos quienes advierten, en pequeña o gran medida, el vacío moral que les han dejado los amos de México, empresarios y políticos cuyos pactos de colusión han debilitado al país hasta las entrañas en casi todos los ámbitos.[19]

Esto va más allá de estar casados con un candidato político, una gran teoría, o con un riguroso discurso. Esto se trata de estar casados con un ideal, ese mismo que sueña y lucha por caminar en el rumbo del respeto, el amor y la libertad.

“La realidad de los muertos y los vivos recordando y cultivando la memoria. La realidad de la lucha que sigue. La realidad del mañana que se anuncia que vendrá.”
-          Subcomandante Marcos



[1] Antes de llegar al movimiento estudiantil en Tlatelolco de 1968,  hago un breve recuento cronológico que manifieste anteriores movimientos menores encabezados por estudiantes en algunas ciudades de México.
[2] En este caso, no me detendré en una exhaustiva cronología de lo sucedido aquella noche en Tlatelolco, no tampoco me detendré en los motivos específicos que la detonaron. Me interesa revisar las motivaciones, los participantes, las características de su logística y finalmente su impacto. Ya que esto servirá de referéndum para comparar este movimiento con las manifestaciones estudiantiles actuales.
[3] Me contó Ricardo Castellanos en una entrevista que le  realicé sobre su percepción en la similitud del movimiento del 68 y el actual. Él fue un estudiante participante en las manifestaciones de ese año.
[4] Roberto Escudero. El movimiento estudiantil: pasado y presente. Cuadernos Políticos, número 17. México, D.F. Editorial Era, Julio a Septiembre 1978. Pp. 36
[5] Me contó Ricardo Castellanos en una entrevista que le  realicé sobre su percepción en la similitud del movimiento del 68 y el actual. Él fue un estudiante participante en las manifestaciones de ese año.
[6] Eduardo Aquevedo. México: movimiento estudiantil, el paso de un sistema a otro (1968-1988).  Ciencias Sociales Hoy. México, D.F. Mayo 2009.
[7] La periodista Elena Poniatowska así narra lo sucedido aquella tarde en Tlatelolco. Ella estuvo presente en el mitin. Este fragmento está contenido en su libro La noche de Tlatelolco.)
[8] y 8 La crisis del movimiento estudiantil mexicano", GAP, México, 1971, mimeo, y Punto Crítico, n. 5 y 55.
[10] Conversación que describe Luis González de Alba en su libro Los días y los años, con un compañero de la universidad durante la manifestación de médicos que antecede al 2 de octubre.
[11] Fragmento del libro Entre lo posible y lo probable. La experiencia de la transición en México, publicado por Grupo Planeta
[12] Elena Poniatowska en entrevistan de Sin Embargo, mayo 2012
[13] Lydia Cacho. El nuevo 68 mexicano. Sin embargo. 23 Mayo 2012
[14] Ricardo Monreal, coordinador de campaña del Movimiento Progresista. La Jornada, mayo 2012
[15] Jefe de Campaña de Josefina Vazquez Mota. La Jornada, mayo 2012
[16] Juan Fernando Covarrubias Pérez. Movimiento Estudiantil de 1968, 40 años de cómplice silencio. Octubre 2009.
[17] Me contó Ricardo Castellanos en una entrevista que le  realicé sobre su percepción en la similitud del movimiento del 68 y el actual. Él fue un estudiante participante en las manifestaciones de ese año.
 [19] Lidia Cacho. Sin embargo, mayo 2012

Bibliografía

·         Entrevista con Ricardo Castellanos García, persona que me expresó su sentir y su experiencia durante las represiones estudiantiles del siglo XX, y las impresiones que surgen a partir de las manifestaciones estudiantiles de la actualidad. Ha sido miembro activo de diversos comités en la lucha por la libertad.
·         Luis González de Alba. Los días y los años. Ediciones ERA. México D.F. 1970. Pp. 13-65
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·         Roberto Escudero. El movimiento estudiantil: pasado y presente. Cuadernos Políticos, número 17. México, D.F. Editorial Era, Julio a Septiembre 1978. Pp. 36-43
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·         Elena Poniatowska. La noche de Tlatelolco. Editorial Era, México,  D.F. 2007