domingo, 6 de mayo de 2012


¿No hay mal que dure cien años… Ni pueblo que lo resista?
“¿Porque México esta entrampado en
Una espiral de degradación e infamia
Sin que hagamos nada al respecto?”
                                                                                               -Carmen  Aristegui



Para Marx, el Hombre es creador de su propia historia, -aunque bajo circunstancias influidas por el pasado- y esta historia,  debe llegar a una comprensión más objetiva  que exige un análisis profundamente histórico, capaz de hacer un balance de las luchas de las fuerzas progresistas que han generado una acumulación de experiencias extremamente ricas.
Lucha que tiene que ver con elementos claves de nuestra identidad como mexicanos y latinoamericanos, como naciones capaces de conducirse a sí mismas y que tienen una  presencia cultural basada en una fuerza civilizatoria propia.
Desde esta perspectiva, el presente ensayo busca hacer un breve balance histórico de los movimientos sociales en América Latina, principalmente en México, tomando en cuenta las siguientes fases: La importancia de las revoluciones; Los orígenes de los movimientos sociales clásicos en América Latina; Los principales movimientos sociales en América Latina; Cambios en los Movimientos Sociales Contemporáneos en América Latina; finalmente se abre una invitación a la reflexión, acerca del verdadero impacto de los principales movimientos sociales en México  en la conciencia del Hombre y  las posibles alternativas viables para un verdadero cambio en las estructuras sociales, culturales, políticas y económicas del Estado. La mayoría de estas fases van acompañadas paralelamente de la perspectiva que Marx y el Marxismo Contemporáneo nos ofrecen.
La Importancia de las Revoluciones

A modo de introducción se presentaran algunas definiciones de conceptos de movimientos sociales y sobre todo se explicara su importancia a través de la mirada de Marx.
Los Movimientos Sociales en América Latina, se definen como procesos político-sociales de participación popular, que se utilizan como medio y fin de un proceso revolucionario destinado a transformar la base económica de la sociedad y a lograr una amplia participación en las decisiones políticas, en los diferentes niveles de actuación (Ezequiel Ander-Egg Diccionario de Sociología, 1982).

Por otro lado Leopoldo Montesino (Revista académica de economía 2008) nos ofrece otra perspectiva, definiendo a los movimientos sociales como expresión de necesidad de cambios y aspiraciones contenidas o frustradas en amplios grupos de población.
Si hablamos específicamente de las revoluciones -como una de las principales expresiones de los movimientos sociales- Marx no concibe al hombre nuevo como mero producto de la revolución. El hombre nuevo se hace en el proceso revolucionario. Marx mantiene el principio de que el hombre se genera a si mismo. El hombre es la creación de la praxis humana, considerada como la transformación de la naturaleza y como transformación de las relaciones sociales. (Gabriel Guijarro Díaz- Concepción del hombre en Marx- Salamanca 1795). Pero esta autogeneración no se reduce a un acto instantáneo, sino que constituye un largo proceso. Y el proceso en el que se forma el hombre nuevo es el proceso revolucionario.
En La Ideología Alemana relaciona Marx el papel de la revolución en la creación del hombre con  una formación y una consolidación de su conciencia revolucionaria:


“Tanto para engendrar en masa esta conciencia comunista como para llevar adelante la cosa misma, es necesaria una transformación en masa de los hombres, que solo podrá conseguirse mediante un movimiento practico, mediante una revolución; y, por consiguiente, la revolución no solo es necesaria porque la clase dominante no puede ser derrocada de otro modo, sino también porque únicamente por medio de una revolución lograra la clase que derriba, salir del cieno en que esta hundida y volverse capaz de fundar la sociedad sobre nuevas bases”
(Marx y Engels, La Ideología Alemana-  Barcelona 1970)


La necesidad de la revolución se justifica porque la burguesía dispone del aparato estatal y lo utilizara hasta la violencia extrema para mantener al sistema. Pero “la revolución también es necesaria porque solo mediante ella es posible una transformación masiva de los hombres” (Gabriel Guijarro Díaz- Concepción del hombre en Marx- Salamanca 1795). 
Marx también señala que los hombres se desprenden de su <<alineación>>, no cuando se les otorga desde arriba nuevas condiciones de vida, sino cuando ellos mismos las conquistan, cuando ellos mismos participan en la revolución. Al cambiar las relaciones de producción los obreros se cambiaran a ellos mismos. La conciencia de su alineación la repulsa contra ella.

Orígenes de los Movimientos Sociales en América Latina

Se presume que los movimientos sociales en América Latina tuvieron su génesis en las ideas anarquistas, convirtiéndose tiempo después en una corriente bolchevique. A continuación se presentan las explicaciones y algunos ejemplos de los países en los que se vieron reflejadas estas corrientes.

Mónica Bruckman y Theotonio Dos Santos en su ensayo “Los Movimientos Sociales en América Latina: Un Balance” (Rio de Janeiro 2009) Señalan que la fase inicial de formación los movimientos sociales clásicos en América Latina  tuvieron una fuerte influencia anarquista,  a través de la migración europea, principalmente italiana y española, de fines del siglo XIX y comienzos del XX. Estos inmigrantes anarquistas, básicamente artesanos y trabajadores de pequeñas actividades económicas, se dirigieron principalmente hacia las zonas urbanas, formando las primeras levas de movimientos obreros. A partir de la Primera Guerra Mundial y posteriormente durante los años veinte, la expansión de las manufacturas en la región crea condiciones para el surgimiento de un proletariado industrial, que tendrá su pleno desarrollo con los procesos  de industrialización de la década 1930.
Durante este periodo de movimientos anarquistas se organizaron huelgas generales bastante significativas que abrieron un proceso de sindicalización del movimiento obrero, como el caso de Perú en 1919, Brasil en 1917, Argentina en 1918 y México en el mismo periodo.” (Daniel Camacho, Rafael Menjivas “Movimientos Populares en América Latina” México 1989).

Con esto se crea un clima político generalizado favorable a la huelga general como forma de lucha principal, a pesar de que en algunos casos éstas no tenían un objetivo claro o buscaban una especie de disolución del Estado. En esta fase se consiguieron avances importantes en las luchas sociales y sindicales, colocándose en el eje de las luchas reivindicaciones específicas como la reducción de la jornada a ocho horas por día así como mejoras salariales y de condiciones de trabajo y de vida de los obreros, (“Observatorio Social de América Latina” Revista del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales -Buenos Aires 2005).

Un ejemplo del impacto que estos movimientos causaron nos encontramos con el caso de la huelga de 1919 en el Perú,   que al igual que otras experiencias en la región, fueron brutalmente reprimidas sin poder acumular fuerzas, generando una autocrítica en gran parte del movimiento anarquista que va a  conducirlos al bolchevismo. (José Matos Mar “Desborde Popular y Crisis del Estado: El Nuevo Rostro del Perú” Lima 1986)

Matos Mar, profundiza un poco mas en la corriente bolchevique, llamada “maximalista” -por los simpatizantes de la época  de esta corriente- compuesta principalmente por anarquistas que pensaron que el bolchevismo era una manifestación del propio anarquismo. Este período va a marcar la transición del anarquismo, con su versión maximalista que se destruye junto con las huelgas generales brutalmente reprimidas, a los movimientos comunistas latinoamericanos.

Principales Movimientos Sociales en América Latina

Ahora bien, se darán a conocer desde una vista panorámica, algunos de los principales movimientos sociales que se desarrollaron en América Latina, así también como sus principales efectos. Para esto se desarrollaran de la siguiente manera: movimientos campesinos, movimientos obreros, movimientos estudiantiles, movimientos culturales y artísticos, movimientos étnicos y movimientos feministas.


Movimientos Campesinos
Históricamente, el campesinado en América Latina estuvo sometido a una fuerte dominación de los señores de tierra,  bajo condiciones extremamente negativas de cultivo y organización. En este contexto, sólo las comunidades indígenas poseían los medios para  auto dirigirse y organizarse, a pesar de la represión a la que fueron sometidas.
Este sector fue la cabeza de una movilización popular que se convirtió en una referencia  fundamental en toda la región: la Revolución Mexicana de 1910, que tuvo una base campesina significativa.  La lucha democrática contra el porfirismo estuvo conducida  principalmente por partidos democráticos de clase media, que por necesidad de base  política se aproximan al campesinado, produciéndose una articulación muy fuerte entre el movimiento campesino y las luchas democráticas mexicanas. (Rius “La revolucioncita mexicana” México 1997).
A pesar de que los movimientos campesinos no se presentan como movimientos indígenas, se empieza a configurar un vínculo más claro entre ambos. Javier García Diego, en su obra “Introducción histórica a la revolución mexicana” (México 2006), nos presenta a los  líderes de la Revolución Mexicana, y nos explica como  estaban articulados a sus orígenes indígenas. Pone atención especial sobre todo a Zapata, que tiene una fuerte representatividad como líder indígena, a pesar que no basar su liderazgo específicamente en  ello, porque en aquel momento, el movimiento está volcado fundamentalmente hacia la  cuestión de la tierra.
Es necesario destacar también el papel específico de los movimientos campesinos, que llegaron a tener un auge relativamente importante en América Central durante los años de 1920-1930, cuando yaexistía una explotación de campesinos asalariados directamente subordinados a empresas norteamericanas que los organizan en las actividades  exportadoras(Daniel Camacho, Rafael Menjivas “Movimientos Populares en América Latina” México 1989).  En esta región se formaron bases importantes de lucha por la reforma agraria que debido a la fuerte presencia estadounidense se mezclaron con las luchas nacionales contra la dominación norteamericana.

En la compilación de Camacho y Menjivas, también se encuentran otros documentos relacionados con esta situación de organizaciones campesinas. Tal es el caso del Sandinismo, de las revoluciones  de El Salvador lideradas por Farabundo Martí, de las huelgas de masas cubanas y, en parte, de la Columna Prestes en Brasil, que a pesar de tener una base fundamentalmente pequeño  burguesa, va a entrar en contacto con la población campesina, desarrollando una cierta  interacción de este movimiento de clase media de origen militar con el campesinado. Sin embargo,  no se puede hablar de un movimiento campesino realmente significativo en este  período en Brasil.
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Movimientos Obreros
El movimiento obrero latinoamericano ha sido el otro soporte de las fuerzas  populares en el continente y encuentra su base material en la primera ola de industrialización durante la primera década del siglo XX. (Revista Nueva Sociedad “Protestas, Resistencias y movimientos Sociales” No. 182 Caracas 2002)  Este aspecto es muy importante para configurar las características principales del movimiento obrero latinoamericano, sobre todo desde el  punto de vista ideológico.

Retomando a Mónica y Theotonio (“Movimientos Sociales en América Latina: Un Balance”)  se explica este fenómeno: “En algunas zonas mineras relativamente importantes  se desarrolló un proletariado asalariado que tenía reivindicaciones propias bastante más colectivas y cuya formación tuvo menos influencia anarquista”.

Esto explicaría el hecho de  que en Chile existiese un Partido Demócrata con base obrera minera muy significativa,  antes del desplazamiento de estos trabajadores hacia el Partido Comunista Chileno bajo el liderazgo de Recavarren, (Daniel Camacho, Rafael Menjivas “Movimientos Populares en América Latina” México 1989) lo que al mismo tiempo otorga a esta organización diferencias  respecto al resto de los comunistas latinoamericanos, en la medida en que no nace de una base propiamente anarquista, sino de una concepción política más cercana a la  socialdemocracia.

En otros países de América Latina también se desarrolló una presencia minera importante con un alto grado de sindicalización, como en el caso de Perú, Colombia y Bolivia. En el último caso, el movimiento minero boliviano sólo va a alcanzar  su auge en la década de 1940-1950,  llegando a ser protagonista de la revolución boliviana. (Daniel Camacho, Rafael Menjivas “Movimientos Populares en América Latina” México 1989).


 
Movimientos Estudiantiles
La reforma universitaria fue otra bandera que la clase media levantó de manera muy orgánica que  condujo a un movimiento social propio, que exigía la participación de los estudiantes en la conducción de la universidad, la reforma curricular y la apertura hacia los procesos sociales y políticos que vivía América Latina.

Tal vez uno los momentos más significativos de las luchas del movimiento estudiantil fue el de la reforma universitaria de 1918 en Córdoba Argentina, (Historia de América Latina- Enciclopedia Letras España 2004), que generó un gran impacto en el ambiente universitario y político latinoamericano, así también como lo hizo el movimiento estudiantil de 1968 en México.


Movimientos Culturales y Artísticos
No se puede dejar de considerar como parte de los movimientos sociales, los movimientos culturales y artísticos que buscaban que el arte se aproximase más al pueblo y fuese su expresión mayor. Surgen experiencias extremamente ricas en la región como es el caso del muralismo mexicano, que formó parte del movimiento de la Revolución Mexicana o procesos como la revolución modernista de Brasil en 1922

(João Paulo G. Piment “Revista de historia y pensamiento crítico” N° 5, Buenos Aires 2008) y otros movimientos similares. La creación de la revista Amauta (Lima  1926-1930), fundada por José Carlos Mariátegui, (http://revista-amauta.org/about/)abre un espacio de reflexión intelectual muy importante en la región y muestra la fuerza y la profundidad de estos nuevos movimientos artísticos y culturales que se afirman en una identidad propia al mismo tiempo que se proyectan de manera universal a partir de una visión local, poniendo en cuestionamiento las pretensiones universales de occidente(http://revista-amauta.org/2010/10/%C2%BFpodra-la-verdad-librarnos-de-las-guerras/). 


Movimientos Étnicos
En esta fase se incorporan cuestiones totalmente diferentes: El indigenismo, no solo visto como un movimiento de reivindicación étnico sino como una crítica cultural campesina, donde el campesinado exige su conservación y no simplemente su disolución en una sociedad superior.

“La cuestión étnica se presenta en dos vertientes: la cuestión campesina-indígena y campesina-negra. Es necesario hacer una distinción entre ambas tendencias porque los negros formaron un movimiento principalmente campesino, que asumió la lucha contra el esclavismo, contra la dominación española en Cuba y que participó en la revolución cubana y los procesos de liberación de otros países en la región”

 (Rafael Cuevas Molina “El movimiento social étnico contemporáneo”  Revista Koeyú Latinoamericano 2001)
Los negros se organizaron con mucha facilidad y llegaron a constituir una parte importante de ese movimiento obrero no-europeo, no-socialista, pero enmarcado en una vertiente populista. De esta manera, se buscaba que el movimiento negro se incorporase a las luchas por las libertades civiles, pero se negaba su contenido étnico específico.

Desde el punto de vista de Antonio Cordona (“Reflexiones sobre el movimiento negro” 2005) La visión étnica de la cuestión negra solo se va a proyectar a partir de la década de 1960 y tiene como una de las referencias principales al “black power” en Estados Unidos, donde se produce una ruptura con la visión de los derechos civiles.

“Los negros sostienen que no quieren ser iguales a los blancos, por lo tanto, sus luchas no son por la igualdad sino por el derecho de ser negros”.

Cuevas Molina también explica el contenido étnico del movimiento indígena que renace en los años 70, cuando los indígenas reivindican sus orígenes como una estructura ideológica para las luchas sociales contemporáneas y exigen el liderazgo de los movimientos guerrilleros. Un ejemplo de esta nueva perspectiva es la lucha guatemalteca, donde los indígenas dejan claro que la guerrilla estaba dirigida por ellos a pesar de la participación externa, siempre subordinada a su liderazgo(Mónica Morales Flores “La Guerrilla Guatemalteca en Imágenes. Entrevistas al Comandante Cesar Montes” Guatemala 2006).

Esta vertiente se va manifestar también en el caso mexicano, que alcanzará una expresión clara en el zapatismo, donde “la vertiente indígena asume el carácter de una postura ideológica propia, que tiene su inspiración indigenista pero tiene también un objetivo universal(Gaspar Morquecho “La Guerrilla Zapatista a Contracorriente” Red de Prensa No Alineados, México 2011)

Napoleón Saltas en su articulo “Movimiento Indígena y Movimientos sociales: Encuentros y Desencuentros” (Boletín ICCI RIMAY México 2001) También reconoce este reconocimiento e identidad indígena latinoamericana es un fenómeno muy profundo que pretende también ser mundial: “indígenas de diferentes regiones del mundo buscan formar un movimiento que afirma sus luchas en una postura ecológica basada en una relación fuerte con la naturaleza, en una ideología opuesta al  capitalismo y a las pretendidas fuerzas progresistas que ven el progreso como un camino destructor de  las formas anteriores.”


Movimientos Feministas
Por otro lado, emerge el movimiento femenino de manera específica, a pesar de que éste existe en todas las épocas como parte de otros movimientos sociales.

A partir de la década de 1960 este movimiento comienza a reivindicar no sólo que los derechos civiles de las mujeres sean incorporados a la sociedad moderna sino que la sociedad incorpore también la visión femenina del mundo (Lola G. Luna “Genero y Movimientos Sociales en América Latina” Barcelona).

Esto supone  la participación de la mujer en la cultura, ya no como un elemento pasivo, sino en un rol protagónico capaz de reestructurar profundamente la subjetividad del mundo contemporáneo a partir de una nueva visión que revalore el papel de la vida.  En este sentido, la mujer sería no sólo portadora de la vida sino de una percepción del mundo desde el punto de vista de la vida. Esto modifica profundamente la visión de la sociedad contemporánea.


Cambios en los Movimientos Sociales Contemporáneos en América Latina
Los cambios recientes en América Latina se expresan no sólo en movimientos sociales y populares cada vez más originales y activos sino también en un nuevo escenario político marcado por la existencia de gobiernos de centro-izquierda bajo una fuerte presión de la sociedad civil y de movimientos de masa.

Gilberto Valdés Gutiérrez (Movimientos antisistémicos y gobiernos populares en América Latina: nuevos desafíos) nos explica como esta nueva coyuntura está redefiniendo el  escenario político en la región y está abriendo un proceso histórico que presenta elementos nuevos  que van a influir profundamente en la dinámica económica, política, cultural y social. Los movimientos sociales empiezan así a romper con toda la ideología de la modernidad como forma superior y como única expresión de la civilización.
Actualmente las formas de lucha principales del movimiento obrero, como la huelga y otras formas de interrupción del trabajo, pierden fuerza en la medida en que amplias masas de desempleados o recién llegados a la actividad laboral están siempre dispuestas a sustituir a los trabajadores activos.

“Al mismo tiempo, los movimientos sociales son cada vez más afectados por las fuerzas sociales emergentes. Es el caso de los movimientos de género, los indígenas, los negros, los grupos de defensa del medio ambiente y otros, que imponen nuevos temas a la agenda de las luchas sociales. Con el tiempo, estas reivindicaciones pasan a integrar todo un proyecto cultural que exige el rompimiento con la estructura económico social que generó el machismo, el racismo, el autoritarismo”.

(Mónica Bruckmann y Theotonio Dos Santos.- Los Movimientos Sociales en América Latina: Un Balance (Rio de Janeiro 2009)

Ahora bien podemos encontrar una identificación sustancial entre el modo de producción capitalista, como fenómeno histórico, con estas formas culturales que penetran profundamente en todo la superestructura de la sociedad moderna.


Principales Movimientos Sociales en México…
Una invitación a la Reflexión
Al teclear México en Google me puedo dar cuenta que me arroja 6 220 000 resultados, de los cuales se hará referencia a la historia, la cultura, el deporte, la belleza, el sexo, la gastronomía, el arte, entre otros. Cada uno de estos resultados pretende darnos una idea o ilustración de lo que es México y lo que lo conforma.

A continuación, desarrollare un breve análisis que intenta encontrar los motivos que impulsaron al pueblo mexicano a llevar a cabo los principales movimientos sociales. No es mi objetivo profundizar en  los movimientos sociales específicos, ni mucho menos hacer una cronología, sino ver mas allá de ellos e intentar reflexionar que es lo que nos hace falta como nación para poder avanzar hacia un verdadero estado de bienestar.

“Los pueblos, en su esfuerzo constante porque triunfen los ideales de libertad y de justicia, se ven precisados en determinados momentos a realizar mayores sacrificios.”
(Francisco I. Madero Plan de San Luis de 1910)

¿Nos enamoraron con la Conquista?
Antes de que llegara Hernán Cortes a América, éramos una civilización que se desarrolló brillantemente en la astronomía, las matemáticas, las medicina, la agricultura, la pintura, la escultura, la arquitectura, la literatura, la herbolaria, la educación, el tejido de las telas, la artesanía entre otras,

esta era la civilización Mesoamericana.(Bernal Díaz del Castillo “Cosas del Encantamiento” México 2005)
En esta región se vivía con armonía y tranquilidad en la que las diversas culturas podían vivir en comunidad, aztecas, mayas, totonacas, mistelas, chichimecas, otomíes, carrascos, huicholes, chontales, zapotecas o chinantecas, entre otros.
Rius presenta en su libro “Ni independencia, NI Revolución (2010)”de manera muy coloquial y simple una critica a los españoles después que vinieron a “conquistarnos”, a enamorarnos de una idea y un estilo de vida. El autor hacia referencia a casos específicos como el habernos  presentado a uno nuevo Dios, una nueva comida, una nueva forma de vestir, una nueva forma de vivir. Nos enajenaron y cegaron en la idea de una “Nueva España”, de crear una modernidad.
Este fue nuestro primer antecedente de haber estado bajo un imperio extranjero. No nos trajeron algo que nos haya liberado hasta hoy. Somos herederos de un idioma que no sabemos utilizar y olvidamos los dialectos que una vez fueron la raíz de nuestro hablar, solo quedaron enfermedades que intoxicaron y asesinaron a nuestro pueblo, esclavos de una religión que nos controla y

de la cual no nos hemos podido librar.

No gritamos porque somos rebeldes…
Un movimiento que últimamente ha llamado mucho mi atención es el movimiento estudiantil del 68. Al leer la obra de Luis González de Alba “Los Días y los Años (1774)”, que narra los hechos desde las perspectiva de un estudiante de filosofía que se encuentra en prisión. Logro comprender la génesis que impulsó a los estudiantes a participar en este movimiento: una inconformidad de gente estudiada que sabía que la realidad no debería ser esa. Personas que estaban despertando en una época en la que la paz y la igualdad eran los ideales más importantes.

Elena Poniatowska expresó tiempo después que la corrupción y el autoritarismo fue lo que desencadenó el movimiento. Conjugado esta etapa de rebelión  un presidente opresor-Díaz Ordaz- que no toleraba el “desorden” y callaba las voces de estudiantes y médicos inconformes con su gobierno. El cual no comprendíaque levantar la voz no es un acto de rebeldía, sino de libertad. Es importante mencionar que este movimiento surgió aproximadamente 30 años después de lo que pudo haber sido la consumación de la revolución mexicana.
Entonces me doy cuenta que en este centenario hubo dos movimientos fuertes impulsados por una inconformidad, en la que la gente al ser consiente de su situación luchó por lo que creyó era lo correcto.
La Sombra de su Pasado

“México debe romper con su pasado y mirar al futuronos dicen Jorge G. Castañeda y Héctor Aguilar Camín en su ensayo “Un Futuro para México” (Nexos 2009). Sin embargo, actualmente encontramos al pueblo mexicano pasando por una gran ironía en la que se siente un ambiente de euforia adquirida por un nacionalismo que celebra el bicentenario y el centenario de la independencia y la Revolución de México. ¿Realmente ha pasado algo tan grande o inmenso por lo cual celebrar?

Me sorprende leer a Vicente Fox a través de mensaje escrito en “La introducción histórica a la revolución mexicana” (México 2006) en el que afirma que México hoy es un país mas justo, democrático y moderno y sobretodo que es heredero de estos principios. A demás, señala que la revolución hizo posible que los campesinos tuvieran tierra y que los trabajadores ejercieran plenamente de sus derechos, entre otras cosas.
Tales afirmaciones solo demuestran la manipulación de nuestra historia y el nacionalismo que se quiere inculcar  en los ciudadanos, basado en utópicas ideas de un estado de bienestar que heredaron los movimientos sociales de hace un centenario.

Coincido con Mauricio Merino en su articulo para El Universal (“La Otra Crisis” 2009), hace referencia a las dificultades del país, resultado de una pobre actuación de nuestra clase política. Fox no es la excepción a esta mención, las acciones de esta elite solo nos muestran a unaglobalización disfrazada de un desarrollo, que al final de cuentas sólo se logran desarrollar y crecer los bolsillos de los que tienen el poder y el capital.
Enrique Krauze en su obra “De Héroes y Mitos” hacía una referencia a la “Generación X” (los nacidos entre 1966 y 1980) considerándolos como mexicanos que se encuentran en una situación de orfandad, en la que para ellos (y para nosotros también) la revolución mexicana con todo y sus iconos es tan remota como la independencia o la conquista. Para la mayoría de esta generación el movimiento estudiantil del 68 es una épica que no quiere repetir, abrió los ojos horrorizados con el asesinato de Colosio, se lleno de esperanza con una transición política en el 2000, se desilusionó con la gestión de Fox y para ellos el PRI es sinónimo de corrupción. Y esta es precisamente la generación que en la actualidad esta gobernando, en ellas se encuentran nuestras esperanzas actuales ¿Qué podemos esperar entonces? Es difícil de creer en ellos si nadie sabe, en concreto, que país quieren. Ha este hipotético personaje de la generación X no le queda mas opción que asumir su orfandad –asumirla como opción de libertad, valor y creatividad- y buscar por su cuenta propia caminos de participación cívica y política para lograr el cambio estructural que México requiere.

Y Ahora… ¿Qué hacemos?
“Estamos sobrados de diagnósticos, pero nos falta soluciones”
(Mauricio Merino, “La otra crisis” El Universal, México 2009)

Llegó el punto en el que debemos ver al futuro y pensar- sobre todo actuar- a favor de nuestros ideales de cambio hacia un Estado de bienestar social, que se obtendrá desde una perspectiva interna llevada una realidad construida por ideales y acciones unidas por el deseo de la justicia y la equidad. En el que la tolerancia sea parte de nuestro sistema político y la libertad prepondere en nuestras decisiones económicas.

Lenin alguna vez escribió: “Si no eres parte de la solución, entonces eres parte del problema”. No seamos parte del problema y tratemos de encontrar con nuestros recursos las variantes que nos harán avanzar. Actualmente, considero que nuestros gobiernos y sistemas han cultivado ciudadanos inconscientes de su cultura, educados solo para obrar y no para pensar

“En vano las intenciones del gobierno serán rectas, en vano harán grandes esfuerzos por el bien publico, en vano provocaran congresos y atacaran las reliquias del despotismo, si los pueblos no se ilustran, si cada hombre no conoce lo que vale, lo que puede y lo que sabe. Nuevas ilusiones sucederán a las antiguas después de vacilar algún tiempo, será tal vez, nuestro destino cambiar de tirano sin destruir la tiranía” (Marino Moreno)

Entonces para lograr una reforma estructural debemos conocer nuestra historia, nuestra cultura; ser consientes de lo que somos capaces y atrevernos a pensar mas allá de lo que un sistema ciego nos intenta  condenar. Solo así podremos encontrar una salida larga pero efectiva al desarrollo.


“Las balas mas difíciles de esquivar, serán las que la ignorancia nos ha disparado.”     
Lea Castillo (Mayo 2011)

Bibliografía:
·         Rius.- Ni independencia, Ni Revolución (México 2010)
·         Javier García Diego.- Introducción histórica a la revolución mexicana(México 2006)
·         Luís González de Alba.- Los Días y los Años (México 1974)
·         C. Wright Mills.- La Imaginación Sociológica (Nueva York 1959)
·         Samuel  Ramos.- El Psicoanálisis del Mexicano (México)
·         Samuel Ramos.- El “Abandono de la Cultura en México” (México)
·         Mónica Bruckmann y Theotonio Dos Santos.- Los Movimientos Sociales en América Latina: Un Balance (Rio de Janeiro 2009)
·         Theotonio Dos Santos.- La Crisis y los movimientos sociales en Brasil. (Rio de Janeiro 1998)
·         Daniel Camacho y Rafael Menjivar.- Los Movimientos Populares en América Latina. (México 1989)
·         Jorge G. Castañeda, Héctor Aguilar Camín .- Un Futuro para México. Revista Nexos (México 2009)

·           
“Observatorio Social de América Latina”.- Revista del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Buenos Aires 2005)
·          “Protestas, Resistencias y Movimientos Sociales”.- Revista Nueva Sociedad No. 182 (Caracas 2002)
 
·         Ezequiel Ander-Egg.- Diccionario de Sociología (España 1982)
·         Historia de América Latina.- Enciclopedia Letras (España 2004)
·         Montesino Jerez, J.L..- "Movimientos sociales violentos y pacíficos en América Latina. El impacto de sus protestas y propuestas en el bienestar social a la luz de la experiencia histórica reciente" Revista Académica de Economía Latinoamericana  (2008)
 http://www. eumed.net/cursecon/ecolat/la/
·         Rafael Cuevas Molina.- “El movimiento social étnico contemporáneo”  Revista Koeyú Latinoamericano (2001)
·         Antonio Cordona.- “Reflexiones sobre el movimiento negro” (2005) http://www.utchvirtual.net/centroafro/documentos/reflexiones.pdf
·         Gaspar Morquecho.- “La Guerrilla Zapatista a Contracorriente” Red de Prensa No Alineados (México 2011) http://www.voltairenet.org/article168101.html
·         Napoleón Saltas.- “Movimiento Indígena y Movimientos sociales: Encuentros y Desencuentros” Boletín ICCI RIMAY (México 2001) http://icci.nativeweb.org/boletin/27/saltos.html
·         Lola G. Luna.- “Genero y Movimientos Sociales en América Latina” (Barcelona)
·         Gilberto Valdés Gutiérrez.- Movimientos antisistémicos y gobiernos populares en América Latina: nuevos desafíos”.

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