domingo, 6 de mayo de 2012



“Una Distopía Mexicana”


“Distopía: Constituye la base
De la visión de un mundo
 Peor que el nuestro.”
- Francisco Suñer Iglesias

Resumen

Me auxilio con la idea de Fernanda Solórzano en su crítica al largometraje “Niños del Hombre”, el cual inicia reflejando los males de las décadas recientes que han convertido al mundo en una especie de prisión sin muros. Inglaterra es, según se vea, un último resquicio o la celda más oscura. Las calles desnudas y sucias, los rostros cansados y grises, y los graffiti subversivos que coexisten con letreros que animan a los ciudadanos a denunciar a los inmigrantes son claves de que un gobierno neofascista ha sometido a sus habitantes a cambio de una ilusión de paz.
En la película lo de menos es si el mundo camina hacia su aniquilación. Parece ser que la fórmula narrativa que florece en la desesperanza y, replicando su hipótesis, está a punto de convencernos de que incluso en lo que respecta a la imaginación distópica, todo pasado es mejor
¿Será entonces posible hacer una futura distopía mexicana?, ¿Hacia donde vamos como país y como sociedad?, ¿En que lugar nos encontraremos en el 2027? Estas y otras muchas preguntas se me vinieron a la mente como bola de nieve al recordar el desenlace esperanzador en la culminación del mencionado largometraje.
Mi fábula empieza como un cuento infantil, en el que la inocente ingenuidad acapara la narración distópica de una sociedad cansada de las falsas promesas de sus líderes sociales, perdidos en el limbo de una estructura desequilibrada en la que se nota la ausencia de un futuro prometedor.
Sabemos que el pensamiento utópico del siglo XX se desembocó en dictaduras atroces. En la búsqueda de un mundo perfecto, las cosas salieron decididamente mal. Las fábulas distópicas del desencanto ante un proyecto social desviado, del miedo a la deshumanización inherente al acelerado  desarrollo científico y tecnológico posterior a la revolución industrial.
Esta analogía de las dos fábulas distópicas, encierran la paradoja del género que les dio origen: son al mismo tiempo hiperrealistas y fantásticas. Discuten un futuro imaginario para hacer escarnio de la realidad presente.


Introducción

En la clase de sociología política tuvimos la oportunidad de ver la película “Niños del Hombre”, afortunadamente ya había visto la película unos años antes. Se nos pidió que a partir de este largometraje desarrolláramos un ensayo, en el cual nos auxiliáramos con conceptos vistos en clase a lo largo de todo el semestre.
En este trabajo, presento primeramente un análisis crítico de la película. Resaltando conceptos  importantes que logré detectar. Después comparto la idea con la escritora Fernanda Solórzano, de que  este largometraje es una distopía que refleja el futuro de un presente que se desmorona frente a nosotros.  A partir de ahí, se me ocurre entonces crear mi propia distopía mexicana que se desarrolla en el año del 2027. La historia está narrada por mí, desde mi vida personal en ese año hasta pasar a la clara descripción de una sociedad contemporánea que se encuentra aprisionada sin rejas.
Con un esperanzador desenlace que desemboca en un optimismo oportuno. Que deja un agridulce sabor de boca, invitando a la reflexión de pensar en el lugar en el que nos encontramos parados como sociedad mexicana. Una narrativa que parece de ciencia ficción, con elementos del presente dramatizados que buscan poner a relieve la dinámica desigual en la que vivimos.

  
Mi Distopía Mexicana

En particular, la película me hizo reflexionar en un futuro probable. México y sus fallas estructurales se me vinieron a la mente automáticamente. La película enmarca una distopía que refleja el presente dramatizado, que recoge en ella sentimientos de desesperanza, odio racial, desigualdad social, mediocridad, conformismo y estos mismos sentimientos son los que actualmente palpitan en la sociedad mexicana.
¿Será entonces posible hacer una futura distopía mexicana?, ¿Hacia donde vamos como país y como sociedad?, ¿En que lugar nos encontraremos en el 2027? Estas y otras muchas preguntas se me vinieron a la mente como bola de nieve al recordar el desenlace esperanzador en la culminación del mencionado largometraje.
Mi fábula empieza como un cuento infantil, en el que la inocente ingenuidad acapara la narración distópica de una sociedad cansada de las falsas promesas de sus líderes sociales, perdidos en el limbo de una estructura desequilibrada en la que se nota la ausencia de un futuro prometedor.
Viviendo en México en este 2027 ya rebaso los 37. Soy una socióloga, antropóloga, filósofa, política, abogada, activista, viajera. Que viviendo en el presente voltea hacia el pasado sabiendo que esto ya sospechaba que vendría, intentando desatar los nudos mentales capitalistas en las mentes de seres humanos que en un futuro encaminarán en un nuevo rumbo a su país.
Me levanto por la mañana y lo primero que hago es apagar el ruidoso despertador que no deja de sonar justo a las 6:00 am. Prendo la cafetera, esperando que esta vez el café no me salga tan malo. Me asomo por la ventana y puedo ver desde el 4to piso, como las personas entran en filas  rápidamente al turno matutino de la maquiladora del enfrente, que  ensambla autos ecológicos. Recuerdo nostálgicamente cuando estudiaba en la universidad y descubría con asombro la dinámica de la maquiladora en Tijuana, en aquellos días no imaginaba en lo mucho peor que estas podrían llegar a convertirse.

Paro de pensar y preparo la ducha, enciendo el botón del agua marcando antes la temperatura a la que quiero que el agua salga. Me doy prisa pues solo tengo 4 minutos y 30 segundos antes que el agua deje de fluir, ya que el agua es un recurso escaso en esta época de sequía. En plena ducha suena un timbre que me indica que tengo una llamada urgente entrante del director de la universidad en la que imparto clases medio tiempo. Contesto con solo decir “diga” y por la bocina se escucha la voz agitada del distinguido personaje: “Leah, necesito que vengas rápidamente a la facultad, los alumnos han organizado una manifestación.” -“Llego en breve”- respondí y con un “hasta luego” colgué.
Preocupada me visto rápidamente sin que me importe mucho si mis colores combinan o si los zapatos fueron de la temporada pasada. Me dejo el cabello suelto, para que se seque en el camino y el maquillaje esta vez tendrá que esperar. Vierto el café en un termo que mantiene mi café caliente mientras le den los rayos del sol, es una maravilla! Le agrego un poco de leche en polvo deslactosada, descremada, light y 3 pequeños cubos  blancos que en algún momento se llamaba azúcar. Recojo además, las llaves del auto y la naranja que todas las mañanas llevo conmigo para Julián.
Enciendo el auto esperando que arranque, pues ayer olvidé conectarlo a la corriente para que se cargara. Afortunadamente enciende y piso el acelerador rumbo a la universidad que se encuentra a pocas calles. Sintonizo alguna estación de radio local y me entero que ayer por la noche hubo otro asalto cibernético en el banco del centro. Paro en el único semáforo que me toca hacer durante mi recorrido, me asustó Julián que intenta limpiar mi parabrisas, rápidamente le digo que en esta ocasión llevo prisa y no puedo esperar a que termine, pero le doy la naranja como todas las mañanas.
Llego y a la universidad y observo en la entrada a mis alumnos con carteles fluorescentes en las manos que dicen “Queremos un mejor país”. Al estacionarme vienen corriendo hacia mí, explicándome que la policía viene en camino y  planean resistirse al arresto que seguramente se enfrentarán. “Que tiempos aquellos en que existía la libertad de expresión, recuerdo cuando en enero del 2012 se prohibió oficialmente que la gente se expresara y exigiera al gobierno sus demandas...”, les digo a mis alumnos.
Me encaminan a la entrada del aula en la que saludo al director, le encuentro un semblante de preocupación y resignación. “Otra vez estos muchachitos” – me dice. “recuerda que también fuimos estudiantes, y  tomábamos carteles plantándonos a medio camellón de zona río”.- respondí. El solo asentó con una ligera sonrisa dibujada en su rostro.
Debo irme, mientas pienso: ¿Cómo le digo a mi jefe y viejo amigo que tengo trabajo que terminar y no puedo quedarme a ver como es llevan a mis alumnos? Respiro profundo y le informo que me marcho, dándole instrucciones claras de cómo manejar a los policías que pronto llegarán. Le digo que no se preocupe, “…Sacaremos a los alumnos en menos de 6 horas de la delegación, pues en esta zona de la ciudad por lo regular  las celdas se encuentran saturadas  y tienen poco espacio para recluirlos por un largo tiempo.”
Me marcho por la puerta trasera, esperando que mis estudiantes no descubran mi huida. Me dirijo a la oficina, en la que ya me esperan. Mi corazón empieza a palpitar al ver las patrullas dirigirse por el camino que venia. “En 6 horas saldrán” me dije a mi misma continuado mi camino. Llegué a la oficina y ya tenia una fila de 10 personas esperando afuera. Me estacione rápidamente y me dirigí a la puerta.
“Licenciada ayúdeme! mi esposo aun no ha salido del hospital y en la fábrica no quieren darme ninguna indemnización”.- me dice preocupada la desconsolada señora que aguardaba afuera. “Martha, ya te he dicho que me llames solo Leah, nada de licenciada, pasa y siéntate veremos que podemos hacer por tu  marido.” Por mi mente solo pensaba que este era otro caso clásico de empresas que no se hacen responsables de los accidentes que les ocurren a sus trabajadores, causados por la falta de mantenimiento a sus equipos que orillan a que los empleados trabajen con un equipo defectuoso.

Antes que yo pudiera contestarle a Martha, llega una chica que nunca había visto. Me pregunta hacia quien debía dirigirse en caso de que se le haya negado algún derecho laboral. Rápidamente le digo que puede dirigirse conmigo o esperar a mis colegas que no tardaban en llegar, dijo que esperaría y se sentó en la orilla de la ventana que da hacia el parque abandonado de la esquina.
“Martha, necesito el testimonio grabado y firmado por tu marido en el que explique detalladamente como ocurrió el accidente y cuales fueron las condiciones que propiciaron a que la máquina le cayera encima de la pierna. A demás, necesito todas las facturas del médico y los medicamentos que le han suministrado desde su hospitalización  y los gastos que has tenido que cubrir extras a raíz del accidente”- le dije a ella.
“Muy bien Leah, yo traigo esto mañana mismo. Muchas gracias”- me respondió y se marchó. Bebí un poco del café aun caliente, y descubrí que esta vez no me había salido tan mal. “Te traje galletas que hice anoche” – dijo Sol, al entrar apurada con varias grandes bolsas en las manos. “Buenos días, colega. ¿Y esas bolsas, no me digas que son las donaciones de la tienda de la 4ta avenida que cerró la semana pasada?”- pregunté. “S…i” –respondió – “…en buena hora llegaron éstas sudaderas y chamarras que les servirán a las familias del refugio para este frío invierno.”
Continué atendiendo a las personas que esperaban asesoría acerca de sus problemas laborales. Este no-trabajo que tengo (no lo veo como trabajo, pues es algo que realmente me gusta hacer) me hace darme cuenta de la mucha falta que nos hizo en el pasado,  llevar una educación sobre los derechos laborales.
Diariamente llegan personas con casos de despidos injustificados, accidentes laborales, abusos  por parte de sus superiores, sanciones y descuentos a sus sueldos por cualquier cosa, despidos sin liquidación, explotación laboral y todos esos problemas que siguen surgiendo a raíz de la industrialización, la globalización y la falta de turismo que ha agraviado la economía de nuestro país y a orillado a que el 70% de la población trabaje en industrias maquiladoras de inversionistas extranjeros.
Estamos como los chinos en 2011- me dije a mi misma- produciendo, produciendo y produciendo para hacer ricas a empresas transnacionales, menos a nosotros mismos. Trabajos hay muchos, buenos trabajos muy pocos. No existe el desempleo, pero si el “doble-empleo” y en muchos casos el “tri-empleo”. Con esto que la mayoría de edad se redujo a los 16 años, hay más personas inmersas en el área laboral. Ya son muchas las personas mayores que trabajan y necesitan jóvenes mas eficientes que se integren para tareas de líneas rápidas de producción.
Los jóvenes no se quejan tanto, trabajan mas rápido, no les interesa mucho cuanto ganen. No aspiran a mucho y se conforman con poco. Triste la realidad, dicotomía en la que la mayoría de los jóvenes están perdidos en la desesperanza de un México nuevo, desanimo heredado de sus padres frustrados que dedicaron su vida a trabajar y al final nunca consolidaron su sueño de ser ricos. Son pocos los jóvenes que se interesan por nutrir su mente y creen que el cambio puede ser posible.
Existen pocos jóvenes, muchos adultos. El Estado apoya económicamente a los matrimonios legalmente consolidados, les da dinero por cada hijo que procreen. Este dinero solo alcanza para los primeros 6 años, después la familia tendrá que arreglárselas sola. Esta es sólo una sucia estrategia del Estado para tener asegurado en un futuro “trabajadores jóvenes”, que les resistan las altas jornadas y las condiciones mediocres de su área de trabajo.
Muchas familias en su necesidad de dinero tienen hijos. Reciben el dinero del gobierno los primeros 6 años y después “venden” a sus hijos a personas traficantes de personas y de órganos. Algunos son llevados a las afueras de la ciudad para que trabajen en fincas y villas, otros más son utilizados para traficar droga en las fronteras u órganos, pues la demanda de estos está a la orden del día.
Ya no existen en la televisión los canales culturales, ni infantiles, ni que decir de los educativos. Lo único que se transmite, son refritos de telenovelas como Destilando Amor y Teresa Rubí, que en mi época de juventud fueron todo un éxito. La rosa de Guadalupe ha llegado a su primer millón de capítulos transmitidos ininterrumpidos, parece que aun siguen empeñados en hacernos creer que los milagros se han manifestado en más de 1 millón de ocasiones.
En la televisión abierta no existen noticias nacionales o internacionales, -aunque estamos en un mundo globalizado y México está repleto de empresas transnacionales- no se dan a conocer noticias a nivel mundial. Sólo se informa sobre sucesos poco relevantes locales, al igual que en las estaciones de radio solo se escuchan canciones de algún grupo local, con poco sentido en sus letras.
El Internet es una herramienta muy común, se tiene acceso a él en cualquier punto de la ciudad que te encuentres. Sin embargo, ya no es como antes, el contenido del Internet es restringido y solo puedes platicar en facebook con personas de tu ciudad.
No puedes consultar noticias externas, no puedes descargar libros, sólo puedes visitar wikipedia, los pocos portales educativos son controlados por el Estado. Puedes ver videos de música modernos, -nada de música clásica, ni the Beatles- tienes acceso ilimitado a la repetición de los capítulos de las telenovelas, La Rosa de Guadalupe y todas las generaciones de La Academia. No es entretenido algo que no se encienda, se escuche, se vea, o se coma.
Recuerdo la comida del 2011 cuando era sabrosa, rica en calorías y llena de sabor. Las papas fritas con ese aderezo que le daban un sabor muy especial se han esfumado. Ahora, solo tenemos pan sin calorías, ni levaduras y un sin fin de alimentos elaborados a base de soya: leche de soya, queso de soya, chorizo de soya, chocolate de soya, agua de soya, pollo y carne de soya, solo hace falta que inventen la soya de soya.
La carne ha dejado de ser una opción en el menú de la merienda, - y no porque las personas hayan decidido respetar la vida animal y no comerla- sino porque ya no hay mas vacas que ordeñar, cerdos que rebanar, peces que pescar, ni pollos que freír. Todo, absolutamente todo se ha acabado.
Las personas son muy delgadas, en sus semblantes sólo se marcan los huesos duros y la sangre que corre lentamente por sus venas. La salud no es un derecho que se tenga contemplado, los hospitales se utilizan para los pocos nacimientos que existen en la ciudad y para las personas que sufren accidentes “ocasionales” en sus trabajos. El seguro popular dejo de ser popular y se convirtió en cosa del pasado.
Y no es que la gente no se enferme, es que ya existe la cura para el SIDA, el cáncer, la diabetes, el papiloma humano, entre otras enfermedades que en el pasado se consideraban mortales. Todo esto puedes curarlo con tan sólo dos tabletas cada 6 horas por dos días, ojalá esto hubiera existido en mi época. Sin embargo, aun no se ha podido inventar la vacuna para la depresión, la desesperanza, la deshonestidad, el odio, y otras enfermedades aun mortales.
A nadie la importa la pobreza, pues todos viven en ella. Muy pocos han visto billetes, lo único que ven son números en una pantalla que son “puntos” que ganaron al trabajar en la fábrica esa semana y ven como estos “puntos” se restan de su cuenta al pagar la leche de soya y el pan sin calorías, al comprar la vacuna contra el SIDA - porque que se volvió a contagiar- y los “puntos” que se le restan al enviar vía sms un mensaje de “Yo apoyo a Wilfredo” para que gane La Academia cuarentava generación.
La desigualdad social sigue existiendo, pero solo hay 3 clases. La primera clase llamada comúnmente como la “de los alineados”, conformada por la  gran mayoría de la población. Esta clase se encuentra inmersa en la pobreza, personas que nunca han tocado un billete, su vida sólo depende de transacciones realizadas con la huella de uno de sus dedos índices. Estas personas ganan el salario mínimo, no saben lo que es seguro social, ni educación pública, ni mucho menos libertad de expresión.
La vida de estas personas es totalmente sedentaria, muy pocas han salido de la ciudad. Los hijos de estas familias no han asistido nunca a un aula de clases, los hijos mayores se dedican a cuidar a los menores y a las tareas del hogar mientras los padres trabajan. Cuando los jóvenes cumplen 16 años, ya son aptos para trabajar y se unen al campo laboral. Algunos influenciados por un rayo de la luz de la rosa de Guadalupe logran interesarse en una educación y consiguen algún tipo de apoyo externo para asistir a alguna de las pocas escuelas que se encuentran en la ciudad.

Los que conforman esta clase pagan impuestos, y ni siquiera se dan cuenta que los pagan. Les cobran por trabajar, y por no hacerlo; les cobran por comprar y les cobran por vender; les cobran por una educación a la que tienen derecho pero no saben que lo tienen; pagan por salud, que nunca reciben; pagan impuesto a los alimentos nada sanos; pagan impuestos para el retiro, del cual nunca logran disfrutar; pagan por una vida que no saben que tienen.
A esta clase pertenecen los empleados de las fábricas y maquiladoras locales, los policías y funcionarios públicos  de bajos mandos. Los choferes del transporte público, empleados de tiendas de autoservicios y cadenas de restaurantes. Personal de mantenimiento y recursos humanos de las empresas. Y algunos falsos presentadores de noticias locales, locutores y malos cantantes de música contemporánea.
Es curioso y preocupante ver como los integrantes de esta clase oprimen a “su misma gente”. Intentan de mil maneras callar las voces de los que se atreven a hablar, mal informar a los que están dispuestos a escuchar, mal atender a los que tienen un asunto que arreglar, vender falsas necesidades, mal alimentar a quien tiene hambre y esclavizar a quien quiere trabajar. Lo peor del caso es que ni ellos se dan cuenta que no se dan cuenta.
Esta clase esta ensimismada en un universo paralelo al globalizado, no pueden darse cuenta del orden global en que se encuentran, son la base de una economía que no conocen. Y no es que no les interese, es que ni siquiera saben que existe. Viven en una falsa felicidad y en un ficticio “mood” de esperanza a que existe algo mejor. Su capacidad de encabezar los cambios es nula, pero su capacidad de impedirlos es enorme.
La segunda escala en la clase social, la conforma un quinto de la población autodenominada “los inconformes”. -constituida principalmente por los pocos profesionistas que habemos- La mayoría con de doble doctorado, que nos permite trabajar en algunas plataformas medias de gobierno, educación o negocios independientes. Algunos nos dedicamos principalmente a la educación o a recuperar los perdidos derechos laborales. Los hijos  de las familias de esta clase social son los que acceden a una educación y es en quienes están puestas las expectativas de un cambio social real.
Los adultos mayores son los catedráticos mas respetados. Enseñan a sus alumnos historia, filosofía, sociología, economía, psicología, informática, medicina, idiomas, entre otras carreras humanas. Esta clase tiene bajo su resguardo los pocos libros que quedan y los comparten con los estudiantes. - que los cuidan con recelo y los leen lo mas rápido que pueden-  Las clases son ricas en diálogo y debate, con propuestas y alternativas que siempre intentan llevarse acabo, algunas con éxito otras con no tanto.
Esta clase poco a poco se va extendiendo,  intenta persuadir a los jóvenes de la clase de “los alineados” a recibir una educación, una preparación y sobre todo a recuperar la esperanza de que el cambio hacia un estado de bienestar es posible. No tratamos de convencer sino de hablar claro, para movilizar a la sociedad civil y a las élites nacionales.
Los miembros de esta clase casi no ven televisión abierta, tienen acceso a internet y siempre se encuentran en un constante intento por desbloquear las páginas de noticias internaciones y mundiales. De vez en cuando logran descargar libros y música de los 80’s que proyectan y reproducen -en algunas ocasiones- en plazas públicas.
Esta clase en particular busca el acceso a la información, esta conciente de su posición local y también global. Intenta constantemente  incentivar a la primera clase a participar activamente en la neodemocracia y comparte con ella los pocos accesos a la información, educación y salud que ofrece.
La tercera y pequeña clase que existe es la de los “tecnócratas”. Esta clase es una élite que posee el control del Estado. La gran mayoría educados en el extranjero, que regresaron con relaciones comerciales con inversionistas extranjeros. Manejan los bancos, las cadenas de televisión y radio,  el alimento, el transporte, la moneda, prácticamente todo.

A esta clase lo único que le interesa de la clase de los “alineados” es que trabaje, los mantienen entretenidos con sus elaborados mecanismos y le incomoda la clase de los “inconformes”. Comúnmente los amedrenta y viola sus derechos que se empolvan en un libro olvidado llamado Constitución.  Intenta de mil maneras convencer a la primera que esta segunda es una seria amenaza al orden público.
En esta clase se encuentran los representantes de los ciudadanos de una falsa democracia. Estos representantes se eligen con un nuevo sistema denominado “neodemocracia”. México ha pasado del autoritarismo irresponsable a una democracia improductiva. Para hacer más fácil el proceso de decisión de los votantes solo se dan a elegir dos candidatos. A demás, para evitar que las personas desgasten su tiempo en decidir por quien van a votar, el presidente en turno te recomienda al que cree mejor.
Recuerdo cuando Jorge G. Castañeda en su ensayo “Un Futuro para México” escribió: la democracia parece una diva a la que se le terminaron los trucos…El puro libreto de la democracia, por naturaleza discordante, no basta para darle al país la narrativa del futuro que necesita. (Jorge G. Castañeda / Hector Aguilar Carmín, Nexos 2009) Cuanta razón tenias Jorge!
Fuera de eso el presidente solo es el presidente, no toma decisión alguna en el rumbo social y económico del país. Lo único que sabe hacer es dar el “grito de independencia” con fervor cada 15 de septiembre y leer los “mal-informes” de su gobierno. Ya no son sexénios, son docénios lo que gobierna.  Pues según esta élite, se ahorra dinero en las elecciones: gastos de campaña,  ahorran papel de las casillas electorales, marcadores para tachar la planilla, dinero en la liquidación de todo el gabinete y hasta se ahorran un dineral en el retiro de los presidentes que se les vence su tiempo de gobierno.
El poder legislativo, sólo se encarga de modificar y suprimir artículos -que según ellos- ya no aplican en esta sociedad moderna. Retiran derechos que consideran peligrosos para la sociedad y que atentan contra la integridad de los gobernantes.  El poder ejecutivo “mal-capacita” al ejercito que cuida los Wall-Mart’s y Sorianas de la ciudad. Va detrás de las personas que amenazan y desobedecen las nuevas reglas del orden social y detrás de las personas que intentan sonsacar a los “alineados” con las ilusas ideas de revolver  un poco a la sociedad.
Recuerdo mi clase de sociología política cuando estudiaba la universidad, en la que vimos como Durkheim definía la función del gobierno: debe proteger a los ciudadanos, los unos de los otros y al mismo tiempo, conducir a la sociedad a la realización de su “propio fin” (La Sociología Política de Durkheim 10:2007). Que lejos estamos de esta definición, con un gobierno oligárgico que  utiliza a sus ciudadanos para la realización de su propio fin.
Me imagino la cara de Durkheim al darse cuenta que su idea de futuros ciudadanos, nunca se llevo a cabo. Según el, a estos futuros ciudadanos de nuestra democracia, se les debía respetar la superioridad natural, sin perder la dignidad y el respeto que se deben así mismos (La Sociología Política de Durkheim 8:2007).
Esta clase además, está encargada de llevar las finanzas del país, de fijar un salario mínimo para la clase “alineada” y el salario mínimo para ellos mismos. Ellos si saben utilizar sus derechos, pagan impuesto que solo los descuentan de su salario mínimo antes que reciban su jugoso cheque semanal.
Esta clase es la única que regularmente viaja en avión, la única que escucha música de los Beatles, y lee a Paulo Coelho por internet. Esta clase tiene el poder de elegir a su favorito como ganador de la cuarentava generación de La Academia y de dar el premio como mejor programa de televisión a La Rosa de Guadalupe. Esta clase puede tardarse el tiempo que quiera en la ducha y puede darse el lujo de comer alimentos ricos en carbohidratos que exportan del extranjero. Pueden tomar leche con chocomilk, hamburguesas de 100% carne, y pueden hablar por Skype con los príncipes de Asturias.
Escucho que alguien toca la puerta para pedirme asesoría en su despido injustificado del trabajo, debo volver a enfocarme en mi no-trabajo. Rápido se me han pasado los minutos pensando que mi vida en este 2027 es muy parecida a la de Julian en la película de “Niños del hombre”, - que un mexicano de apellido Cuarón- dirigió por allá del 2006.

Sin embargo, espero con ansias ese esperanzador desenlace en el que seguro estamos trabajando mis colegas y yo,  haciendo hasta lo imposible por construir una Utopía que nos permita caminar hacia un futuro mejor que el ayer.

FIN



Conclusiones

En la búsqueda de un mundo perfecto, las cosas salieron decididamente mal. Las fábulas distópicas del desencanto ante un proyecto social desviado, del miedo a la deshumanización inherente al acelerado  desarrollo científico y tecnológico posterior a la revolución industrial.
Estas dos distopías encierran la paradoja del género que les dio origen: son al mismo tiempo hiperrealistas y fantásticas. Discuten un futuro imaginario para hacer escarnio de la realidad presente.
Cierro este capítulo como una aventura que imagino en un futuro no tan lejano, agrando con lupa las características de un pueblo mexicano que aun no se ha dado cuenta de su desequilibrio estructural. Abemos algunos “Inconformes” revoltosos que estamos despertando y queremos despertar a los dormidos.

Creo firmemente en una utopía colectiva que nos hará caminar…

- Alexis Lea Castillo Medrano



Referencias

  • Niños del hombre: el fin de las distopías .- Fernanda Solórzano, Letras Libres (wwww.letraslibres.com) Diciembre 2006.
  • La Sociología Política de Durkheim.-  Inda Graciela, Andamios (Revista de Investigación Social) Junio 2008.
  • Verdad, Consenso y Pluralismo.- Euclides Eslava, Revista Palabra Clave. Julio 2002.
  • El Pasado Presente del Pluralismo Político.- Carlos Mallorquín, Revista Crítica Jurídica. Agosto 2007.
  • Un Futuro para México.- Jorge G. Castañeda/ Hector Aguilar Carmín,Revista Nexos. Noviembre 2009.

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